Hoy
he tenido la oportunidad de hacer un taller, parece simple y sin
importancia, sí, pero tras más de un año de formación me he
sentido algo cerca de lo que puede sentir una educadora social al
enfrentarse a la realidad.
El
tres de diciembre es el día internacional de las personas con
discapacidad y he tenido la suerte de ir con mi clase a un colegio
para realizar talleres de sensibilización. Pues bien, hemos
colaborado con chicos y chicas de la ciudad de lxs niñxs de Granada.
Ha sido algo fantástico y a la vez triste ya que en muchos
comentarios entendía, una vez más, que no todxs somos tratadxs
iguales. Que dependiendo de quienes seamos, o mejor dicho, de quienes
sean nuestrxs familiares así seremos nosotras. Y seremos así porque
la misma sociedad se esforzará muy mucho en mantener tanto clases
sociales como desigualdades, y no contentexs solo con ello, tratarán
de aumentarlas aun más.
Es
bastante fácil crear desigualdades, es un tema que ya he tratado con
anterioridad en el blog pero hoy me mataba por dentro escuchar a
niñxs de 11 ú 12 años decir que comian o no en el recreo depende
del dinero que diese la Junta de Andalucía mientras sé y sabemos de
muchxs políticxs, altos cargos... que viven a manos llenas y nos
roban tanto a la cara como a la espalda.
Esta
sociedad coda vez me asquea más... mientras celebran 31 paradxs
menos echan a personas de sus casas, salvan bancos y condenan niñxs,
miles de jóvenes sin empleo (y no por falta de formación) y otrxs
miles de abuelxs explotadxs que no con su espalda y tendrán ue
seguir trabajando. Profesorxs que no dan clases. Médicxs que no
curan nada. Gente abocada al suicidio por no tener que llevarse a la
boca ni que ofrecer a sus hijxs. Represión y más represión. Me
asquea.
Pienso
que hay muchas formas para intentar cambiar esto pero creo que la más
acertada es la educación. En la educación como mecanismo para
cambiar hacía una sociedad en la que merezca la pena vivir, en la
que nadie sea más que nadie por el dinero que lleve encima, en el
que el color de piel importe tanto como el color de ojos, en el que
el machismo y el patriarcado hayan quedado más que fuera...
Una
educación que no diga favorecer a unxs cuando solo perjudica a
otrxs. Que no esté regida por los intereses del mercado y que no
tenga como meta la productividad sino la liberación de las personas.
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