martes, 3 de diciembre de 2013

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     Hoy he tenido la oportunidad de hacer un taller, parece simple y sin importancia, sí, pero tras más de un año de formación me he sentido algo cerca de lo que puede sentir una educadora social al enfrentarse a la realidad.

     El tres de diciembre es el día internacional de las personas con discapacidad y he tenido la suerte de ir con mi clase a un colegio para realizar talleres de sensibilización. Pues bien, hemos colaborado con chicos y chicas de la ciudad de lxs niñxs de Granada. Ha sido algo fantástico y a la vez triste ya que en muchos comentarios entendía, una vez más, que no todxs somos tratadxs iguales. Que dependiendo de quienes seamos, o mejor dicho, de quienes sean nuestrxs familiares así seremos nosotras. Y seremos así porque la misma sociedad se esforzará muy mucho en mantener tanto clases sociales como desigualdades, y no contentexs solo con ello, tratarán de aumentarlas aun más.

     Es bastante fácil crear desigualdades, es un tema que ya he tratado con anterioridad en el blog pero hoy me mataba por dentro escuchar a niñxs de 11 ú 12 años decir que comian o no en el recreo depende del dinero que diese la Junta de Andalucía mientras sé y sabemos de muchxs políticxs, altos cargos... que viven a manos llenas y nos roban tanto a la cara como a la espalda.

     Esta sociedad coda vez me asquea más... mientras celebran 31 paradxs menos echan a personas de sus casas, salvan bancos y condenan niñxs, miles de jóvenes sin empleo (y no por falta de formación) y otrxs miles de abuelxs explotadxs que no con su espalda y tendrán ue seguir trabajando. Profesorxs que no dan clases. Médicxs que no curan nada. Gente abocada al suicidio por no tener que llevarse a la boca ni que ofrecer a sus hijxs. Represión y más represión. Me asquea.
 
     Pienso que hay muchas formas para intentar cambiar esto pero creo que la más acertada es la educación. En la educación como mecanismo para cambiar hacía una sociedad en la que merezca la pena vivir, en la que nadie sea más que nadie por el dinero que lleve encima, en el que el color de piel importe tanto como el color de ojos, en el que el machismo y el patriarcado hayan quedado más que fuera...

     Una educación que no diga favorecer a unxs cuando solo perjudica a otrxs. Que no esté regida por los intereses del mercado y que no tenga como meta la productividad sino la liberación de las personas.


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