sábado, 8 de febrero de 2014

Feminista y puta.

     Tras largas noches leyendo a Virginie Despentes y su Teoría King Kong (si alguien la quiere que me pase su email, es más que buena) y tras haber comenzado hoy con Devenir Perra de Itziar Ziga (que también lo paso) no aguanto las ganas de escribir.

     El feminismo parece estar de actualidad entre los diversos movimientos, sin ir más lejos, en la ciudad Granadina donde milito en todos los ámbitos que me es posible parece que ha comenzado a moverse algo, Gallardón legislando sobre nuestro cuerpo ha hecho que acerquemos lazos y que el morado tiña las calles de cuando en cuando. El derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y la lucha por la emancipación femenina vuelven a ser temas candentes pero al leer a estas dos, para mi, grandísimas mujeres,feministas Despestes y Ziga mi cabeza vuelve a dar saltos de un extremo al otro, o, mejor dicho, en el mismo extremo en el que estaba.

     Desde hace muchos años he luchado por la igualdad de sexo, me defino como feminista y llevo este ideal a todos los ámbitos de mi vida, pero soy una chavala compleja con una mente aun más compleja que hace que su boca calle pocas veces, de modo que, como a todas, las criticas me han llovido desde todos los bandos posibles... Digamos que los argumentos de “el feminismo es machismo de mujeres”, “feminazi lesbiana que te crees que por haber mujeres policía lo podéis hacer todo”, “el feminismo es peor que Hitler” o, incluso, el “¿si eres feminista porque usas escote y te pintas los labios de rojo?” seguido de su explicación lógica desde la perspectiva del pene sobre el cual todo gira “es para llamar la atención y que todos te miren” entre otros muchos son argumentos y razonamientos que me van haciendo una media de dos veces por semana. 

     En fin, hoy voy a hablar solo por los últimos ya que los primeros son tan inútiles y simples que ni merecen la pena contestación alguna.

     Soy feminista, también soy mujer, o eso parece, no obstante, visto como quiero, ando como quiero y me peino como quiero. Un día puedo llevar un escote hasta el ombligo, camiseta de hombro descubierto o transparencias por doquier, al día siguiente puedo salir con una sudadera tan grande que ni siquiera se marquen mis pechos. No se si soy femenina o dejo de serlo, es un debate que tampoco me importa. Me gusta enseñar. A días. Me gusta enseñarme a mi misma. No visto para tener la aceptación de nadie, no uso lapiz de ojos para que mi mirada sea más seductora ni uso botas militares por no tener pene. Visto como quiero y actuó como tal.

      Es cierto que algunas de mis ideas aterrorizan a parte del movimiento. Mis palabras y gritos pueden resultar molestos y cuando mi modo malhablada se enciende hay a quienes les sangran los oídos. Y nada que decir cuando comenzamos debates sobre prostitución, esos en los que me dais mil y un argumentos para convencerme de la abolición “porque en una sociedad comunista el trabajo sexual no sería necesario”. 

      Me gusta ver vuestras reacciones ante mis “saltos de género”, puedo ser la tía más dulce del mundo, esa que se sonroja si le dicen alguna tontería o la puta más grande del barrio si se trata de hablar o actuar con lxs demás. Me encanta ver como algunxs se escandalizan. No puedo evitar reírme cuando madres, padres, abuelas y abuelos agarran a sus hijxs y nietxs de la calle al cruzarse conmigo o cuando les miran con cara de “no la mires, no preguntes”... también me encanta desmontar la virilidad intocable de aquellos machos que se atreven a “piropear” a mujeres que visten de forma “femenina”, ciertamente se, que tengo muchas probabilidades de recibir una hostia por reírme de estos personajes pero no hay nada comparable a mi forma de disfrutar al gritarle algún desplante o gesto frente a sus narices, y si van acompañados de más machitos, más, y mejor.

     Creo que el feminismo es algo que cada una ha de vivir como mejor crea. No se es más feminista por dejar de depilarse o por quemar armarios de tangas y sujetadores. Pero tampoco creo que se sea más feminista por dejar de usar palabras como puta.

     Si, soy una puta, porque para esta sociedad puta no es la mujer que lleva dinero a casa a cambio de trabajo sexual. Puta es sinónimo de aquella mujer que en cada momento decide como vivir su vida, de forma individual o con lxs demás. Puta es esa que no calla ante la presencia de hombres, aquella que se levanta y grita lo que cree cierto, la que enseña o se tapa sin miedo al que dirán. La que elige como, cuando, donde y con quien. La que no acepta presiones. La que no se deja dominar. La que no necesita media naranja ni cree en el amor de disney. Puta es la mujer que lucha y no obedece ordenes de nadie. Y si, soy una puta. Una puta feminista que no va a dejar de ser ninguna de las dos cosas.


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