Tras
largas noches leyendo a Virginie Despentes y su Teoría King Kong (si
alguien la quiere que me pase su email, es más que buena) y tras
haber comenzado hoy con Devenir Perra de Itziar Ziga (que también lo
paso) no aguanto las ganas de escribir.
El
feminismo parece estar de actualidad entre los diversos movimientos,
sin ir más lejos, en la ciudad Granadina donde milito en todos los
ámbitos que me es posible parece que ha comenzado a moverse algo,
Gallardón legislando sobre nuestro cuerpo ha hecho que acerquemos
lazos y que el morado tiña las calles de cuando en cuando. El
derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y la lucha por la
emancipación femenina vuelven a ser temas candentes pero al leer a
estas dos, para mi, grandísimas mujeres,feministas Despestes y Ziga
mi cabeza vuelve a dar saltos de un extremo al otro, o, mejor dicho,
en el mismo extremo en el que estaba.
Desde
hace muchos años he luchado por la igualdad de sexo, me defino como
feminista y llevo este ideal a todos los ámbitos de mi vida, pero
soy una chavala compleja con una mente aun más compleja que hace que
su boca calle pocas veces, de modo que, como a todas, las criticas me
han llovido desde todos los bandos posibles... Digamos que los
argumentos de “el feminismo es machismo de mujeres”, “feminazi
lesbiana que te crees que por haber mujeres policía lo podéis hacer
todo”, “el feminismo es peor que Hitler” o, incluso, el “¿si
eres feminista porque usas escote y te pintas los labios de rojo?”
seguido de su explicación lógica desde la perspectiva del pene
sobre el cual todo gira “es para llamar la atención y que todos te
miren” entre otros muchos son argumentos y razonamientos que me van
haciendo una media de dos veces por semana.
En fin, hoy voy a hablar
solo por los últimos ya que los primeros son tan inútiles y simples
que ni merecen la pena contestación alguna.
Soy
feminista, también soy mujer, o eso parece, no obstante, visto como
quiero, ando como quiero y me peino como quiero. Un día puedo llevar
un escote hasta el ombligo, camiseta de hombro descubierto o
transparencias por doquier, al día siguiente puedo salir con una
sudadera tan grande que ni siquiera se marquen mis pechos. No se si
soy femenina o dejo de serlo, es un debate que tampoco me importa. Me
gusta enseñar. A días. Me gusta enseñarme a mi misma. No visto
para tener la aceptación de nadie, no uso lapiz de ojos para que mi
mirada sea más seductora ni uso botas militares por no tener pene.
Visto como quiero y actuó como tal.
Es
cierto que algunas de mis ideas aterrorizan a parte del movimiento.
Mis palabras y gritos pueden resultar molestos y cuando mi modo
malhablada se enciende hay a quienes les sangran los oídos. Y nada
que decir cuando comenzamos debates sobre prostitución, esos en los
que me dais mil y un argumentos para convencerme de la abolición
“porque en una sociedad comunista el trabajo sexual no sería
necesario”.
Me gusta ver vuestras reacciones ante mis “saltos de
género”, puedo ser la tía más dulce del mundo, esa que se
sonroja si le dicen alguna tontería o la puta más grande del barrio
si se trata de hablar o actuar con lxs demás. Me encanta ver como
algunxs se escandalizan. No puedo evitar reírme cuando madres,
padres, abuelas y abuelos agarran a sus hijxs y nietxs de la calle al
cruzarse conmigo o cuando les miran con cara de “no la mires, no
preguntes”... también me encanta desmontar la virilidad intocable
de aquellos machos que se atreven a “piropear” a mujeres que
visten de forma “femenina”, ciertamente se, que tengo muchas
probabilidades de recibir una hostia por reírme de estos personajes
pero no hay nada comparable a mi forma de disfrutar al gritarle algún
desplante o gesto frente a sus narices, y si van acompañados de más
machitos, más, y mejor.
Creo
que el feminismo es algo que cada una ha de vivir como mejor crea. No
se es más feminista por dejar de depilarse o por quemar armarios de
tangas y sujetadores. Pero tampoco creo que se sea más feminista por
dejar de usar palabras como puta.
Si,
soy una puta, porque para esta sociedad puta no es la mujer que lleva
dinero a casa a cambio de trabajo sexual. Puta es sinónimo de
aquella mujer que en cada momento decide como vivir su vida, de forma
individual o con lxs demás. Puta es esa que no calla ante la
presencia de hombres, aquella que se levanta y grita lo que cree
cierto, la que enseña o se tapa sin miedo al que dirán. La que
elige como, cuando, donde y con quien. La que no acepta presiones. La
que no se deja dominar. La que no necesita media naranja ni cree en
el amor de disney. Puta es la mujer que lucha y no obedece ordenes de
nadie. Y si, soy una puta. Una puta feminista que no va a dejar de
ser ninguna de las dos cosas.
Olé tu coño! Buenísimo!
ResponderEliminarjajajaja gracias prenda! :D Que vivan nuestros coños!
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