“Machirulos” Vs “súper” feministas, ¿que hace más daño al feminismo?

          Lo he dicho muchas veces, cada vez que leo la palabra “machirulo” me duelen los ojos, no entiendo el porqué de este término. Últimamente nos ha dado por cambiarle el nombre a todo. Con lo fácil que es decir “machista”, el machista de toda la vida, ese tío que cree que, por aquello de tener un rabo entre las piernas, es mejor que nosotras, y que además se regodea de esa superioridad ficticia que tan bien ha construido el patriarcado y la sociedad en general. Porque machirulo es eso, ni más ni menos que un buen y gran hijo del patriarcado (que ahora que lo pienso, queda bonito hasta como insulto, “gran hijo del patriarcado”).

         El machismo hace daño al feminismo y a la mujer, obviamente. Es algo indiscutible puesto que es una de las muchas opresiones que sufrimos. El machismo y el patriarcado nos han cortado las alas durante muchos, muchos años, y lo siguen haciendo. Nos dice que hacer en todo momento. Nos coarta. Nos acosa. Nos insulta. Nos viola. Y nos mata.

          Sinceramente, no se quien inventó la palabrita, pero me hace mucha gracia que sea usada por un gran número de, las que yo llamo “súper” feministas, esas que entienden, y expresan, que su feminismo es el válido, el correcto, y el único. De ahí que mi pregunta sea ¿que hace más daño al feminismo (como lucha y movimiento social)? ¿El machirulo o la súper feminista? Porque si el machirulo nos coarta desde la cuna, la “súper” feminista lo hace cuando empezamos a alzar el vuelo. Es la que cuestiona a cada feminista (tenga la formación y experiencia que tenga, sea la primera vez que sale a la calle a defender su derecho a decidir o esté dando conferencias en todo el mundo) por el hecho de opinar diferente sobre algún tema, o por el simple hecho de decidir usar cosméticos, escuchar una música determinada, ponerse escote o cubrirse el pelo con un pañuelo, entre otras muchas “pegas”. Para mi, esa “súper” feminista hace más daño al feminismo que el mismo machirulo. Porque esta lucha que muchas llevamos a cabo ni es homogénea, ni lo puede ser. Decir “soy feminista” no es algo abstracto, es algo que parte de una experiencia personal, de un acto de rebeldía contra una opresión construida y muy bien aceptada y, por tanto, no podemos analizar a cada mujer para ver si la encasillamos en “feminista” o “machirula”, no? Si realmente luchamos por la libertad y la igualdad ¿como vamos a ser nosotras las primeras en ponernos obstáculos? Si gritamos “mi cuerpo es mio y yo decido”, consigna que entiendo que lleva tras de sí un anhelo de libertad total, como vamos a criticar después que cualquier mujer lo use como quiera.

          Por eso, el movimiento feminista ha de aglutinarnos a todas y a cada una de nosotras, y de vosotros, porque no podemos olvidar que para acabar con el patriarcado también necesitamos de nuestros compañeros, nuestros padres, nuestros hermanos... ellos también son necesarios. Nosotras nos podemos empoderar, pero ellos también deben cambiar algo y tal vez podría resultar hasta útil comentarles lo que pensamos... que es machismo... los micromachismos... vaya, esas cosillas...

           Se que esto puede que no guste mucho, e incluso, sacado de contexto, puede verse como un ataque, nada más lejos de la realidad. No voy a criticaros porque sigáis diciendo machirulo, llamadlos como queráis, pero ya tenemos de sobra con su opresión, no es necesario que entre feministas nos pongamos a debatir quien es la mejor y quien no, porque eso no nos va a llevar muy lejos.