Como ya sabéis el tema del maltrato ha
sido central en alguna de mis entradas, tweets, comentarios... en
fin, digamos que de una forma u otra, este tema forma parte de mi
vida.
Hoy no voy a contar la historia, mi
historia, pues quien quiero que la sepa ya la conoce, no mucho, pero
tampoco creo que con estas temas pueda darse nunca una verdadera
empatia y, aunque se intente, y casi llegue a conseguirse, solo hay
dos caminos, que la otra persona conozca esta realidad o que, al no
conocerla, nunca entienda los porqués de nuestras reacciones. Y se,
creedme que lo se de primera mano, no es por falta de ganas, todo lo
contrario, es, porque nadie puede llegar a entenderlos si nunca los
vivió.
Pues bien, hoy os dejo una historia,
bueno, la historia que se repite una y otra, y otra y otra vez, la
historia de Pamela Palenciano, una grandísima mujer que trata de
explicarnos la historia, pero, para que tratemos que cambiar el
final, tanto desde un “bando” como desde el otro.
Porque la historia tiene un origen, el
machismo no se produce por algo que viene en nuestros genes, por el
alcohol, por las drogas... no, el machismo es algo que desde la más
temprana edad se nos enseña a aceptar o a llevar a cabo, por el
simple hecho de pertenecer a un sexo y otro. Está claro que a nadie
se le obliga a pegarle a una mujer, pero, poco a poco, se nos va
enseñando de la forma mas sutil a que existe una diferenciación
entre unas y otros, dos mundos y espacios en los que el otro género
no tiene cabida y una gigantesca ley de dominio de uno sobre el otro.
Desgraciadamente a las mujeres nos ha
tocado el mundo menor, el que calla, obedece y no importa, pues
siempre estamos dominadas por el mundo masculino, este mundo, bueno,
este super mundo de grandes héroes de anchas espaldas que nos
salvarán de cualquier mal... el problema es que, muchas veces, ese
mal, son ellos mismos.
Solo podremos avanzar si reconocemos
esto, si reconocemos que el machismo, micromachismo o neomachismo se
encuentra por doquier y comenzamos a combatirlo de una forma firme y
segura. Necesitamos concienciar a los hombres, a nuestros padres,
hermanos, pareja, amigos, compañeros... si, pero, principalmente,
tenemos que concienciarnos a nostras mismas, no somos enemigas, somos
mujeres a las que se nos intenta separar por el mismo que nos oprime.
Es hora de decir basta, es hora de cambiar este mundo.
Para acabar, os dejo una frase que
siempre digo y que creo que debe de ser fundamental para empezar a amarnos a
nosotras mismas: no tenemos que esperar a nuestro príncipe azul, ya
somos princesas sin él, ya somos princesas por lo que somos.
Y como no, los enlaces del taller, son increibles (muchas gracias a Carol, la compañera que me hablo de ellos):
Dejo aquí el comentario que me escribe en facebook Virginia, una compañera de Bruselas, sobre esta entrada: " no tenemos que esperar a nuestro príncipe azul, ya somos princesas sin él, ya somos princesas por lo que somos." me gusta mucho esta frase so true, first you have to be happy with yourself and accept yourself as something great and wonderful to be able to live an love in a healthy way, you don't need somebody else to have success in live or feel complete... soorry pero no podría decir esto en espanol ^^"
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con ella, debemos amarnos a nosotras mismas, lo demás no importa, los "amores" pasan al igual que los pensamientos, las palabras se las lleva el viento, y los sentimientos también. Lo que hoy es de color de rosas mañana puede tornarse aún más oscuro que el propio color negro. Lo único que importa es amarnos a nosotras mismas y aceptarnos tal y como somos para así poder amar todo lo demás.